El Mercado El Pequeño Miami de la ciudad de Barquisimeto conocido por su vitalidad textil, se ha convertido en el epicentro de un drama que combina la incertidumbre laboral con la denuncia de irregularidades. Lo que para muchos es un lugar para encargar un bordado o reparar una prenda, para sus trabajadores se ha vuelto un ambiente de tensión constante, una lucha diaria por conservar el puesto que les da de comer.
Noticias Barquisimeto ha tenido acceso a la voz de uno de los afectados, un valiente trabajador que, por temor a represalias, ha optado por mantener su identidad en el anonimato. Su testimonio dibuja un escenario preocupante: la aparente intención de la administración de «recuperar locales» a través de un supuesto «acoso» a quienes los ocupan.
De la pandemia al «pan y agua»
La denuncia, que se remonta a los últimos dos años, expone una situación que, según el trabajador, se intensificó tras la pandemia. «Venimos de una pandemia y todo este tiempo no nos han regularizado. De repente vinieron ellos a hacer su trabajo pero de una manera que no es justa», relata la fuente.
El denunciante describe un sistema de control casi militar. «Nos tienen una persona que nos toma la asistencia en la mañana y en la tarde todos los días. La persona que no esté en su puesto de trabajo por ‘equis’ cosa ya es citada a Abastecimiento y la medida es que ellos quieren recuperar locales, pues». Una táctica que, según el afectado, no busca regularizar la situación de los trabajadores, sino encontrar cualquier pretexto para despojarlos de sus espacios de trabajo.

La asistencia se ha convertido en una herramienta de presión. «Si usted falta un día, tiene como una falta», explicó el trabajador, señalando que la finalidad no es otra que «ver qué local trabaja o no para poderlo recuperar». Si se detecta una «deficiencia», la administración «se afinca de ahí y empieza a buscarle cosas hasta que los sacan de ahí».

«Chanchullos»
Lo más indignante, según la denuncia, es la opacidad en la reasignación de los locales. La fuente relató un caso reciente donde un puesto de trabajo fue arrebatado a un compañero no para dárselo a alguien nuevo, que genuinamente lo necesite, sino a alguien que ya tenía un local dentro del mismo mercado.
«Si es para dárselo a una persona nueva, está bien, porque nosotros entendemos que hay la necesidad de trabajar, pero es para entregárselo a una persona que ya está allí», expresó el denunciante. Esto sugiere una especie de «chanchullo», una movida interna donde los locales se reparten entre un círculo selecto, dejando a los trabajadores de toda la vida a la deriva.
La angustia es palpable. «Hay algunos que han podido solucionar y otros no, y de hecho hay algunos compañeros que han sacado de sus puestos… porque si las personas están trabajando y le dan vida a su puesto, ¿por qué los tienen que sacar de ahí y se lo tienen que dar a otras personas?».
Un llamado directo al alcalde
La situación es crítica. Después de años de dedicación, muchos de estos trabajadores sienten que han sido abandonados a su suerte. «Uno tiene muchos años trabajando allí, y bueno, de un tiempo para acá nos tienen a pan y agua», lamenta la fuente.
Ante la impotencia, el denunciante ha decidido lanzar un llamado directo a la máxima autoridad municipal. «Alcalde Yanys Agüero, métale la lupa a esto y a todos los mercados municipales, porque capaz usted no está al tanto de todo lo que está sucediendo». Un ruego que no solo busca justicia para los trabajadores del Pequeño Miami, sino que también pone en el foco la gestión de todos los mercados populares de la ciudad, sugiriendo que las irregularidades podrían ser un mal que se extiende a lo largo y ancho de Barquisimeto.
Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto