Para cualquier viajero que llega a la capital larense, el Terminal de Pasajeros de Barquisimeto debería ser la puerta de entrada, un reflejo del dinamismo de la región. Sin embargo, la realidad que se encuentra hoy dista mucho de esa imagen. A simple vista, y con solo caminar unos pocos pasos, el panorama es claro: un lugar que parece haber sido olvidado por el tiempo y el mantenimiento.
La estructura, que en su momento fue uno de los puntos neurálgicos del centro-occidente del país, hoy muestra un evidente deterioro. El techo es un buen ejemplo; despojado de su cielo raso, revela una vista cruda y sin adornos. Este detalle, aunque pueda parecer menor, es lo primero que notan tanto los residentes como los turistas que por aquí transitan.



Alejandra Yépez, una usuaria habitual, no duda en expresar su preocupación. «Están un poco descuidadas, deberían arreglarlas pronto«. Sus palabras resuenan con la sensación general de que este espacio, vital para la conectividad de la ciudad, necesita atención urgente.
Pero el problema no es solo estético. El transportista Leonardo Fernández, quien vive el día a día en el terminal, describe una situación aún más crítica. «Estamos en estado crítico, mira las aceras, hay señoras que se han caído«, relata, señalando las irregularidades del pavimento. La situación se agrava con cada aguacero. «El techo cuando llueve sale un chorro de agua, está un poco deteriorado», añade, pintando un cuadro de incomodidad y peligro.


Para los transportistas, la situación es aún más personal. «Nosotros como transportistas lo vemos más fuerte porque somos los que estamos aquí día a día», subraya Fernández. Su rutina diaria los expone a las deficiencias del lugar, y por ello, sus demandas son más específicas y apremiantes.
Una de las peticiones que más resalta es la necesidad de un baño exclusivo para ellos. «Necesitamos un baño solo para nosotros», enfatiza Fernández, un reclamo que subraya la falta de servicios básicos adecuados para quienes hacen de este lugar su centro de trabajo. Además, menciona la urgencia de marcar las áreas de carga de pasajeros con rayado y ojos de gato, elementos de seguridad vial que ayudarían a organizar el flujo de personas y vehículos, reduciendo el riesgo de accidentes.
Los larenses y quienes nos visitan se merecen un terminal que sea un orgullo, no una preocupación. El llamado a las autoridades es un eco que se hace más fuerte con cada lluvia y con cada tropiezo en las aceras. ¿Se escuchará esta llamada para devolverle a este importante punto de conexión la dignidad que merece? Solo el tiempo lo dirá, pero por ahora, la espera continúa.
Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto