Para muchos barquisimetanos, el día a día se ha vuelto una batalla constante contra un enemigo silencioso y cada vez más común: la ciática. Esa punzada que nace en la espalda baja y se extiende implacablemente por la pierna, está dejando de ser una dolencia ocasional para convertirse en una preocupación creciente que limita la vida de quienes la padecen en nuestra región.
No es exagerado decir que la ciática está ganando terreno. Si antes era una afección asociada principalmente a personas mayores o a esfuerzos puntuales, hoy vemos cómo afecta a un rango más amplio de la población, sin distinguir edad ni oficio. Imaginen lo que significa para un trabajador larense no poder cumplir con sus labores, para una madre no poder cargar a sus hijos o simplemente para cualquiera de nosotros no poder disfrutar de una caminata por el Parque Bararida o una salida a la Flor de Venezuela.
Un dolor que trastoca la vida cotidiana
La ciática no es solo un «dolorcito». Para quienes la sufren, la intensidad puede variar desde una molestia persistente hasta un dolor tan agudo que paraliza. Actividades tan básicas como levantarse de la cama, sentarse a comer una arepa o incluso encontrar una postura cómoda para dormir, se convierten en desafíos monumentales. El simple acto de caminar se transforma en un ejercicio de resistencia, donde cada paso es una prueba.
La reducción de la movilidad impacta directamente en la capacidad para ganarse la vida, hacer ejercicio o, incluso, compartir con sus seres queridos en un encuentro familiar típico de domingo. Pero la ciática va más allá del dolor físico. El hormigueo, el entumecimiento o la debilidad muscular en la pierna o el pie afectados, pueden desequilibrar a cualquiera, haciendo que el simple acto de subir una escalera o cruzar la calle se vuelva peligroso.

La perspectiva médica
Para entender mejor esta afección que impacta a Barquisimeto, conversamos con el Dr. Juan Fernando López, reconocido traumatólogo de la ciudad. El Dr. López explica que «la ciática es un tipo de dolor que muchas personas llegan a experimentar, especialmente en la etapa adulta, y suele confundirse con un simple malestar lumbar. Sin embargo, se trata de una afección vinculada a la irritación o compresión del nervio ciático, el más largo del cuerpo humano, que se extiende desde la parte baja de la espalda hasta los pies. Este dolor puede manifestarse como una punzada intensa, sensación de hormigueo o debilidad en una pierna, y generalmente tiene su origen en problemas estructurales de la columna, como hernias discales, estenosis espinal o trastornos musculares como el síndrome del piriforme.»
El especialista subraya que, más allá de las causas clínicas, hay factores cotidianos que pueden desencadenar o agravar este tipo de dolor, como el sedentarismo, las malas posturas al sentarse o al levantar peso, o incluso el uso constante de calzado inadecuado. Por ello, la prevención juega un papel fundamental.
«Fortalecer la musculatura abdominal y lumbar mediante ejercicios regulares, mantener una higiene postural adecuada y procurar un peso corporal saludable son medidas clave para proteger la columna. Actividades como caminar, nadar o realizar estiramientos suaves también pueden ser grandes aliadas en la prevención de la ciática», aconseja el Dr. López.
Cuidar la salud del sistema musculoesquelético no es solo una cuestión de bienestar físico, sino de calidad de vida. El Dr. López concluye que «con algunos cambios en la rutina y atención a las señales del cuerpo, es posible reducir significativamente el riesgo de padecer esta molesta dolencia».
Más allá del cuerpo: El impacto emocional
El impacto de la ciática no se limita al cuerpo; cala hondo en el ánimo. Vivir con dolor crónico y limitaciones físicas constantes puede ser agotador y desmoralizante. La frustración es un sentimiento común, al ver cómo antes se podían hacer ciertas cosas y ahora no. Esto, sumado a la preocupación por el futuro y la incertidumbre de cuándo cesará el dolor, puede abrir la puerta a la ansiedad y, en algunos casos, incluso a la depresión.
Es fundamental entender que esta condición, aunque invisible para muchos, afecta profundamente la calidad de vida de quienes la padecen en Barquisimeto. No es algo que se pueda «echar en saco roto». Es un llamado de atención para buscar soluciones, informarse y, sobre todo, no quedarse solo con el dolor.
Si usted o algún familiar en Barquisimeto está experimentando estos síntomas, es importante buscar atención médica. Un diagnóstico temprano y un manejo adecuado pueden hacer una gran diferencia para recuperar la calidad de vida y volver a disfrutar de lo que nos hace sentir vivos en nuestra hermosa ciudad. La ciática no tiene por qué ser una sentencia, pero requiere de nuestra atención.
Rubén Conde/Noticias Barquisimeto