En el ajetreo diario de Barquisimeto, muchos de nosotros vivimos con un enemigo silencioso, uno que no hace ruido pero que puede causar estragos en nuestra salud: la hipertensión arterial. Esta condición, que afecta a un número creciente de venezolanos, se ha convertido en una preocupación de salud pública que no podemos ignorar.
La hipertensión, o presión arterial alta, es como un ladrón sigiloso que entra sin ser invitado. No suele dar síntomas evidentes en sus etapas iniciales, lo que la hace aún más peligrosa. De ahí su apodo: el «enemigo silencioso». Pero su impacto a largo plazo es devastador: aumenta el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal y otras complicaciones cardiovasculares que pueden cambiar nuestra vida, y la de nuestros seres queridos, de la noche a la mañana.
La razón por la que nos afecta tanto en Venezuela, y particularmente en Barquisimeto, es multifactorial y está muy ligada a nuestro estilo de vida actual. Si pensamos en nuestros hábitos, la dieta barquisimetana, aunque rica en sabores, a menudo peca de exceso de sal en las comidas procesadas, frituras y embutidos. Los pepitos, empanadas o tequeños son deliciosos, pero su consumo frecuente puede pasar factura a nuestra presión arterial. Asimismo, el estrés del día a día en Barquisimeto, con sus desafíos económicos, el tráfico y las responsabilidades, puede generar altos niveles de estrés, que es un detonante conocido de la hipertensión.

A estos factores se suma el sedentarismo. Las largas horas frente al televisor o la computadora, la falta de tiempo para caminar por el Parque del Este o hacer ejercicio en el Cardenalito, contribuyen a que el cuerpo se vuelva menos eficiente en la regulación de la presión arterial. Estos elementos, sumados a la predisposición genética, crean un caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de esta enfermedad. No es casualidad que veamos a más personas de todas las edades, incluso jóvenes, lidiando con esta condición en nuestra ciudad.
Muchos, al ser diagnosticados, pueden sentir temor o desmotivación. Sin embargo, es fundamental entender que la hipertensión, aunque crónica, es manejable. Aquí es donde entra en juego la medicación y el control regular. La Dra. María Laura Quintero, cardióloga, aconseja firmemente: «No hay que tenerle miedo a la pastilla, hay que tenerle miedo a las consecuencias de no tomarla. Es vital ser constante con el tratamiento y no abandonarlo cuando te sientas bien. La presión puede estar controlada gracias al medicamento, pero si lo dejas, lo más seguro es que se dispare de nuevo».

Las visitas periódicas al médico y la medición constante de la presión arterial son clave. Es la única forma de saber si el tratamiento está funcionando correctamente o si necesita ajustes. En farmacias y consultorios de Barquisimeto, podemos encontrar fácilmente tensiómetros para llevar un registro en casa, lo que facilita enormemente el seguimiento médico y la toma de decisiones informadas sobre nuestra salud.
Para entender mejor la magnitud de este «enemigo silencioso», la Dra Quintero enfatiza la importancia del monitoreo: «La hipertensión es una enfermedad que rara vez avisa, de ahí la urgencia de medirla regularmente. Muchos pacientes llegan a la consulta con complicaciones graves sin haber sabido nunca que eran hipertensos. La detección temprana es, literalmente, un salvavidas».

Así mismo, subraya el impacto del estilo de vida y la prevención: «En nuestra consulta diaria vemos cómo los hábitos de vida influyen directamente en la presión arterial. La buena noticia es que gran parte de esta enfermedad se puede prevenir y controlar con cambios sencillos: una dieta más equilibrada, actividad física constante y un buen manejo del estrés. Es una inversión a largo plazo en nuestra salud».
La buena noticia es que muchos de los factores de riesgo son modificables. Pequeños cambios en nuestro día a día, como optar por frutas y verduras frescas que conseguimos en nuestros mercados locales, reducir el consumo de procesados y sal, o aumentar la actividad física caminando por los diversos parques de nuestra ciudad, pueden marcar una gran diferencia. Vivir con hipertensión no tiene por qué ser una sentencia; con el diagnóstico temprano, el tratamiento adecuado y un estilo de vida saludable, podemos mantenerla a raya y disfrutar de una vida plena.
Carla Martínez / Noticias Barquisimeto