4-1: Mbappé y Messi lidera al PSG y borra del mapa al Brujas

El francés, desatado, anotó dos tantos y ayudó a que Messi engrosara su cuenta en la Champions con otros dos

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El PSG necesitaba una noche intachable como esta para redimirse y para reflejar que puede ser un equipo con todas las letras. Hasta diciembre no llegó su mejor partido, concretado ante un invisible Brujas. Aunque se tiene que poner en contexto la clase del rival, defenestrado en Champions, tiene que subrayarse el recital del equipo parisino, liderado por Mbappé. El francés come aparte: dos tantos y una asistencia a Messi, que también se quitó un peso de encima con otros dos (4-1).

Probablemente Pochettino piense que le debe una. Marcar en el primer minuto sirvió para restarle importancia a los silbidos que recibió en la antesala, prueba de la decepción generalizada que hay ahora mismo. El PSG se hizo perdonar. Mbappé ajustó a la base del palo un mal rechace del arquero. Sin tiempo de paladearlo, llegó el segundo suyo tras empalmar una buena asistencia de Di María al espacio. Por entonces ya respiraba Pochettino.

Se relame el Real Madrid con Mbappé a tres semanas de poder empezar a coquetear con él sin esconderse. Exquisito con y sin balón, imparable cuando reta a alguien a la carrera, vive un momento de plena confianza. Más entonado que nunca, capitalizó el torrente ofensivo de un PSG que por fin hizo disfrutar. No hay que precipitarse en el análisis pero el triunfo de esta noche tiene o tendría que ser un punto de inflexión para un en un equipo que quiere entronarse en Europa.

Todo pasó alrededor de Mbappé, el mejor amigo de Messi sobre la cancha. El argentino firmó el 3-0 en una jugada que tiene aprendida de memoria. La hizo toda la vida, como si tuviera la patente: controló al borde del área y acarició el balón con el interior del pie. Un beso a la red. Ha sufrido las dudas de la gente y de los medios en Francia y también necesitaba un partido triunfal en el que se sintiera autoritario. Aunque fue la noche de Mbappé, Leo también pellizcó su cuota de atención.

Sin nada que hacer, eliminado de todo, el Brujas se destensó y Ritz se aprovechó de un momento de despiste defensivo del PSG para reducir la ventaja. Fue simplemente una anécdota en una jornada redonda para el cuadro capitalino. Messi, de penalti, ajustó la cuenta y dio un respiro más que necesario para un Pochettino que empezó la noche entre pitos y acabó entre aplausos. Aunque el mérito fue de Mbappé, el futbolista que gobernará el mundo después de Messi. Esta noche compartieron protagonismo. psg 41 brujas

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Mundo Deportivo